sábado, 26 de junio de 2010

La crisis NO se llevó dos nuevas víctimas


Darío y Maxi fueron asesinados por la represión estatal y la polícia criminal.

Estación Piquete

Puente reclama la estación piquete
humareda de caucho que desdibuja el sol.
Olor a hambruna. Dolor antiguo frío.
Una olla desborda guiso bronca.
Manos ajenas palmean hombros propios
en esa barricada hay certidumbre:
Retumba la palabra “Compañero”.

Irrumpe el arma con un gurca brazo
estampida ilusión despliega al viento.
Un cuerpo de mujer que cubre al hijo
y llora sólo el niño
en medio de una bala.
Ofrece la Estación un falso amparo.
Dos pibes, portadores de Esperanza,
Persisten resguardarla.
Pero, celada, no hay disparo vano:
Bien elegido, el blanco son los sueños.
Rodilla rota. Espalda, tiro artero.
En un vuelo levantan.
Resiste la caída.
Esa fuerza del odio eleva piernas
y la columna invierte
la dirección de sangre.

Los ojos bien abiertos, sonrisa desafío
enfrentan la mirada acero puro:
Lucero cinco picos, las pupilas.

“Samarikui”, susurra Pachamama.
Por cada dos que parten surgen miles:
No precisa de abrazo la Utopía
se muta, puño en alto, hacia los cielos.

ALICIA SUSANA GÓMEZ

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hermoso, vivo, doloroso.

Estelita Pe.