El campamento se levantará el próximo domingo, casi un mes después del 15M. “Nos iremos de la acampada el domingo 12 de junio con una gran concentración y asambleas en los barrios. Los que quieran seguir acampando nos tendrán que proponer cómo. Si no se aprueba por la asamblea, lo harán a título individual y no representarán al 15M”.
Image by: Antonio Menendez
Acampadas-Madrid Politics
6/8/11
Pressenza Pressenza International Press Agency Madrid, 6/8/11 Por Juan Luis Sánchez
Se consigue un consenso tras el rechazo abrumador al bloqueo por parte de una minoría. Se acepta que haya un pequeño grupo que siga acampado, con condiciones por determinar.
“Nos iremos de la acampada el domingo 12 de junio con una gran concentración y asambleas en los barrios. Los que quieran seguir acampando nos tendrán que proponer cómo. Si no se aprueba por la asamblea, lo harán a título individual y no representarán al 15M”. Parecen tres frases sencillas, pero llegar hasta ellas ha costado cinco horas de debate, de ocho de la tarde a la una de la madrugada, y más de una semana y media de idas, venidas, propuestas, contrapropuestas y bloqueos en torno a la permanencia.
De las cerca de mil personas que han participado en la asamblea, solo una decena ha expresado su oposición firme a levantar el campamento el próximo domingo. Ese pequeño grupo ha bastado hasta ahora para bloquear el sentimiento general existente desde finales de mayo, valiéndose de que todas las decisiones han de ser tomadas por consenso unánime.
Pero el cansancio y la desesperación, esta vez, han jugado en favor de la mayoría. El grupo que hasta ahora había defendido explicita o implicitamente la continuidad indefinida de la acampada ha comprobado la oposición abrumadora a sus posturas, que ha ido en ocasiones más allá de las “reglas del respeto” habituales en las asambleas, con algunos conatos de abucheo. “Vale, ya me callo, porque total, no os voy a convencer de nada… lo tenéis ya decidido”, se quejaba amargamente un chico que apostaba por no levantar el campamento mientras una marea de brazos en movimiento le pedía que terminara su turno.
Las prisas de los últimos minutos por llegar a un consenso han hecho que los términos exactos no hayan sido fijados al detalle. ¿El grupo que quiere seguir acampado puede hacerlo en Sol si el resto ha decidido irse? ¿Se harán acampadas itinerantes que vayan rotando semanalmente por barrios y pueblos para difundir los mensajes del 15M? ¿Se acampará solamente, por ejemplo, el 15 de cada mes? Todas esas opciones se han manejado y al intentar concretarlas ninguna ha sido consensuada. El papel de los que quieren seguir acampando promete ser el nuevo punto de conflicto interno del 15M de Madrid. ¿Qué apoyo del resto del movimiento tendrán si la policía los desaloja?
Dependiendo de cómo se desarrolle ese punto, la fórmula escogida puede ser el principio de la divisón del movimiento. Pero era la única solución matemática posible en un tablero donde solo vale la unanimidad: que la asamblea no tuviera que elegir entre A o B sino que apoyara A y B para hacer posible A. Es decir, aceptar que hay gente que no está dispuesta a dejar la acampada para que la mayoría pueda hacerlo.
Eso sí, hay un giro que beneficia a la tendencia mayoritaria: “ahora ellos van a depender de nosotros. Hasta que por unanimidad no se decida en asamblea que su forma de acampar nos satisface, no representarán al 15M”, se comentaba después de la asamblea.
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