domingo, 24 de mayo de 2015

24 de marzo: Represión y espionaje en 2015

El 24 de marzo la Policía formoseña reprimió brutalmente a la comunidad Wichí de Ingeniero Juárez. La escena se repitió dos días después, con heridos de gravedad. Niñas y niños, mayores y mujeres sufrieron daños y disparos con balas de plomo y de goma a manos de los efectivos, durante una manifestación pacífica en el declarado “Día nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia”.

Agustín Santillán.
Agustín Santillán, referente de la comunidad, nos detalló los sucesos en los cuales recibió el impacto de un proyectil de plomo: “Decimos basta de represión, basta de persecución. Ese día marchamos sobre la ruta 81 para hacer una manifestación pacífica, sin llevar nada más que nuestro petitorio y nuestras banderas. Para el Gobierno era una marcha en contra de ellos, por eso interpretaron que éramos opositores”.
Ellos están peleando por sus bancas y nosotros en el medio sufrimos necesidad. Tan sólo pedimos trabajo, temas de vivienda y agua, porque acá hay mucha sequía”, explicó, y aseveró: “Primero nosotros dialogamos. El mismo Gildo (Insfrán, gobernador de Formosa) vino acá a inaugurar el gasoducto, la gente pedía trabajo y él decía ‘pidan a Félix Díaz, ustedes no pidan nada’”.


Reyes Torres.
Reyes Torres, referente de “las 50 viviendas”, perdió la vista de un ojo alcanzado por una bala de goma durante el día 26. “Los policías te apuntan a la cabeza. Hay muchos jóvenes que son víctimas de los policías. Un chico de 15 años en una represión perdió también un ojo”, aseguró Santillán, e indicó que las mujeres heridas en la represión no fueron atendidas “como corresponde” en el sistema hospitalario.


En un mes en que se supo la existencia de espionaje del gobierno provincial sobre las comunidades originarias, el acoso policial también fue parte de la conversación con el referente Wichí: “Ya sabían que íbamos a cortar la ruta. No puedo salir, no me dejan tranquilo. Cuando pasa algo muy grave y uno necesita ellos no están, pero los policías se visten de civiles y te vigilan dónde vas, qué hacés, quién te visita. Te controlan y están violando nuestra intimidad. Tengo un hijo de diez años y en el colegio le llenan la cabeza, le dicen ‘a tu padre lo van a meter preso’”.

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